Antes que los de la estación o los de Colombiamoda le dieran permiso, el FOU ya había metido el turbocohete en segunda y no demoraba en llegar. A través de las ventanas comenzó a ver crecer aquel planeta azul, y pensaba en las criaturas mitológicas que allí vivían.
Le habían contado cosas muy locas sobre ellos, como que se quitaban la ropa para después desvestirse unos a otros, o que existía un dicho que decía “antes muerta que sencilla” y que eso era un mantra de la humanidad.
Se metió por la 30, paró en Sabaneta por unos buñuelos y no lo dejaron entrar en la feria dizque por apariencia de marciano.
Él sabía que era tocayo con una marca de ropa, la FOU.
Pues se les metió en la bodega y adoptó la forma de unas gafas. Los diseñadores y ejecutivos de la marca FOU se las pusieron y el FOU entró como si nada.
Se aseguró de enviar un mensaje, con la ayuda del Wifi de Plaza Mayor, a sus panas en el Área 51
"Parce, los culottes se ven muy chimbas, hay de varias tallas, pregunte por lo que no ve, sí señor la bodeguita de jean".
Le tocó ver de cerca la pasarela y pensó: "este FOU aterrizó en Colombiamoda".
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